jueves, 8 de abril de 2010

Soldados

“ Espinas de Egina que penetran los estómagos de los persas y desangran los cuerpos inertes de los guerreros. Riegan la tierra de abono, riegan la tierra de muerte; no saben ni conocen, los persas, la estricta maldad espartana ni la frialdad ateniense. ¡Aqueos! Sedientos de sangre se aproximan con cautela con las espadas en ristre, las mandíbulas prietas, aliento de hierro, hedor de muerte, ojos sanguinolentos… Soldados, bestias de la guerra, que avanzan con extremo nerviosismo, corriendo, galopando hacia la muchedumbre de la batalla. Como columnas de mármol que se precipitan sobre el suelo machacan con sus botas la hierba, verde de vida y fresca de lluvia, ahogándola en el barro del que una vez ellos nacieron; con los ojos fijos en el enemigo, con los ojos fijos en los escudos persas, con los ojos fijos en el destino final del héroe..."



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