viernes, 9 de abril de 2010

Brazil



Bendita imperfección. En "Brazil", Terry Gilliam nos transporta a su propia y mágica visión de la no menos importante obra de George Orwell, "1984". Una versión más amable, aunque por etapas consiga el mismo nivel de oscuridad, y con tintes paródicos, barrocos y exagerados que no dejan de sorprender en una película cuyo genero es definitivamente indefinible. Cine de ciencia-ficción, comedia y drama, con una estética de cine negro que aporta al mundo un carácter totalmente atemporal y que facilita al espectador la capacidad de empatía e inmersión. No se queda sin ese punto kitsch, propio de los 80, desarrollado sobre todo en los sueños de Sam Lowry (Jonathan Price) donde la armadura de su alter ego brilla más que un video de Bowie, o que la abominable película Legend. Cosa que en particular no puedo del todo criticar porque se produce en mi un sentimiento de nostalgia subjetivo, por todas esas películas de los 80 donde usaban filtros que representaban, sin más, fantasía y magia.
Por su puesto destacar la presencia de la burocracia como un personaje más, del ministerio de la información y de la presión de un "Gran Hermano" que siempre te vigila, y que siempre acaba con la rebelión pues no hay espacio ni vida para quien piense diferente (en "1984" pensar diferente se denomina "crimental"). Dichos trabajadores de la información protagonizan una maravillosa escena junto a mr. Kurtzmman (Ian Holm, nuestro querido Bilbo Baggins) demostrando su alta eficacia bajo la maravillosa música que acompaña todo el film, como hormigas atareadas haciendo su trabajo a un ritmo frenético , pero que demuestran, a su vez, y de forma muy cómica su afición por las películas de los años 40 como "Casablanca"; punto éste de unión con el cine negro clásico que tanto aporta a la estética de este mundo de Gilliam.
Deliciosa imperfección. Obra imperfecta donde a veces el ritmo es irregular dotando a la obra de entropía y cierto desorden, pero que aporta ese encanto que no tendría sin la mano lúcida de un artista; porque eso es lo que es Terry Gilliam, ejemplo del artista irregular pero brillante capaz de lo peor y lo mejor. Solo hay que recordar que de la oscuridad y el caos surgió la luz, y abandonarse a esta pelicula que odiaran muchos, pero que adoraran otros tantos.

"La libertad es poder decir que dos y dos son cuatro; si se concede esto, todo lo demás vendrá dado por sus pasos contados." (Diario de Winston, "1984")

3 comentarios:

  1. Hola, amigo! Tío, gran crítica. No he visto la película (imperdonable, ya lo sé), pero hace que tenga ganas de verla. Solo hay una cosa que no te admito: ¿Legend abominable? Hace mucho que no la veo, pero guardo un buen recuerdo de ella.

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  2. Jajaja. Ese es el problema, que guardamos un buen recuerdo de ella. A veces la memoria es selectiva, y cuando se mezclan factores como infancia y nostalgia, los recuerdos no son del todo fiables, porque a veces quedan solo la mitad de ellos,(curiosamente los mejores).
    De todas formas haremos una revisitación sobre una peli donde, te recuerdo, aparece un Tom Cruise semidesnudo (este dato pretende causar grima). Gracias por los comentarios; me ha hecho ilusión que por lo menos un amigo haya leido mi blog. (MOANBE)

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  3. Yo intenté verla pero me quedé dormida enseguida. No digo que sea culpa de la peli, que igual yo estaba cansada, pero no puedo decir que es buena sin haberla visto

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