jueves, 29 de abril de 2010

"El metro" (capítulo I)



Esa noche el vagón estaba vacío. El tren avanzaba devorando la vía, y las paradas de metro estaban totalmente desiertas. Era un tren muy antigüo, desvencijado y desnudo de pintura en gran parte de sus paredes. Daba la sensación de ser un gusano centenario harto de avanzar bajo tierra, cerca del infierno, sin recibir nunca la calidez del sol, la brisa, o la refrescante lluvia de verano. Avanzaba devorando la vía, como desesperado por encontrar cada vez un destino diferente, pero que al final siempre era el mismo, que a su vez no era ninguno y a la vez lo eran todos. Devorando la vía, dejando atras la oscuridad de un túnel, avanzando siempre en busca de luz de estación, renaciendo a cada poco, muriendo siempre.
Quedaban tres paradas para llegar a mi destino y seguía solo; una de las lámparas temblaba continuamente premonizando su propia muerte. Levanté mi cabeza de la lectura de un periódico de entrega gratuita y en ese preciso momento me percaté de que en el resto del tren se habían apagado todos los halógenos. No le dí excesiva relevancia pero deseaba que las tres paradas que quedaban para llegar pasaran todo lo rápido que fuera posible. Terminé achacando la oscuridad a una simple avería eléctrica y al mal estado del tren, y permanecí iluminado en mi vagón por esa luz vacilante, aunque con un sentimiento de cierta inquietud. En ese preciso momento ocurrió algo muy extraño, la parada siguiente no se llamaba como debía. "Próxima estación: Calle Angustia", emitía una voz metálica.
Me levanté para cerciorarme de no haberme equivocado de tren, pero el metro era mi medio de transporte habitual, lo había usado infinidad de veces y estaba seguro de haber cogido el correcto. A pesar de mi inicial seguridad cambie de vagón buscando a alguien que me sacara de la duda. Avancé hacia la penumbra.
Grité y mi propia voz me asustó un poco. No parecía haber nadie, y la idea original de buscar entre los vagones sin luz ahora no me parecía tan buena. Recapacité sobre lo ocurrido y pensé que la grabación podía estar errónea por lo que decidí esperar a la siguiente parada para ver si estaba en lo cierto. Me senté de nuevo y esperé con ansia la llegada de la siguiente parada, aguardando la prueba que confirmara mi teoría.
Cuando parecía que se acercaba a la altura de la parada, acerté a intuir que el tren no iba a parar, no aminoraba la marcha y seguía avanzando hacia la fría luz sin muestra alguna de deceleración. Intenté ver en la rápida sucesión de imágenes si era posible ver el nombre de la parada y lo conseguí. El letrero informativo rezaba: Calle Angustia. En ese mismo instante, mientras el vagón entraba de nuevo en la oscuridad dejando atrás la luz, la voz metálica anunciaba: "Próxima estación: Calle Desesperación"...

2 comentarios:

  1. TRock dijo...

    Mmmmm, interesante. Estoy intrigado por ver como continúa. Conociéndote seguro que es una historia de terror. Espero que sea una historia de terror...: )

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  2. creo que no continuará, es una de esas putaditas para dejarte pensativo, ¡¡¡inquietaaaante!!!

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