jueves, 8 de abril de 2010

El desarraigo


“Son los cipreses tristes porque solo conocen el dolor y las tribulaciones del hombre. Solo las flores que permanecen marchitas sobre el frío mármol poseen la virtud del que nace y se traslada, del que viaja y adquiere sabiduría. La sapiencia provoca malestar y nostalgia porque ellas no germinaron donde se muere sino donde se nace, y sienten en sus raíces una memoria que nunca se apaga, la memoria del amor perdido. Allí, en el valle ondulado de tu pecho nació una flor que arrancada de tu alma reposa ahora sobre mi tumba, donde descansa mi valle aún florecido por la nostalgia.”



1 comentario:

  1. Tío, mola que tengas un blog y pueda dejarte comentarios. Jajaja.
    A ver si te animas y escribes más. Nunca me voy a aconsejar de decirte que lo hagas. Este relato o poema, o prosa poética, o lo que sea es una auténtica maravilla. Dios, me da envidia sana por no haberlo escrito yo. jajaja. Este y el de la sangre son los que más me gustan. Tienes mucho talento, amigo. Acepta el consejo de uno que le gustaría tener tan solo la mitad del que tienes tú y no lo desperdicies. ¡Un abrazo!

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