miércoles, 16 de junio de 2010

Esperpento de una familia rica


“Lo decidieron mientras tomaban el té y jugaban al bridge. Decidieron que lo más adecuado para su estado era un viaje a la India. No se les ocurrió que podían equivocarse en el destino, quizás hubiera sido mejor la nieve suiza o el queso vacuno holandés, o quizá París, tan bohemio. También pensaron que, para su estado, lo mejor era que su familia no la atosigara con su tediosa comprensión. Así fue que pensaron que lo mejor y más acertado para su depresión era el alejamiento forzoso. Quizás un rasgo de snobismo espiritual, pero ellos creían haber acertado... La India con sus pobres, sus ratas "bebe-leche", todo muy exótico, no digamos sus obscenos palacios con esas pintorescas esculturas del Kamasutra; sí, era el lugar perfecto para que, entre tanta piel oscura, reluciera la tez blanquísima de su hija, y que su bella delgadez se mantuviera acorde con los cuerpos famélicos del hambre que poblaban las atestadas calles. Así que la familia decidió no tardar, no aguardar a tener que escuchar el llanto de la pena y mandaron a su hija depresiva a la tierra de Buda.
La hija superó su depresión, se enamoró, y se quedó allí con un inadecuado hindú, pobre y melenudo. La familia, tan preocupada, debía recibir esa tarde al Excelentísimo Presidente de la República y muertos de vergüenza no sabían qué hacer ni qué decir cuando la ilustre visita preguntara por la más pequeña de la familia.
Finalmente el Presidente llegó y la familia, falsamente compungida, lloró la muerte trágica de una hija que murió en un repentino accidente de avión; recibieron el pésame del Presidente y posteriormente de los amigos del club, de la empresa y de la reunión del bridge de las cinco, que a pesar de la desgracia nunca se clausuró. “

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